Mario Millet Encalada, personaje conocido en círculos políticos y empresariales por su cercanía con contratistas del Gobierno del Estado, ha levantado un emporio inmobiliario cuyo valor superaría los 200 millones de pesos, de acuerdo con documentos y testimonios consultados por este medio.
Sin embargo, diversas inconsistencias revelan que una parte considerable de este patrimonio podría operar como un entramado ficticio para simular solvencia, evadir controles fiscales y mantenerse lejos del escrutinio del SAT y la UIF.
Un patrimonio inflado: casi 100 propiedades… y muchas sólo en el papel
Información obtenida por Sol Yucatán —respaldada por fuentes con acceso a registros catastrales y notariales— señala que Millet Encalada concentra cerca de 100 propiedades distribuidas entre Mérida, Humán, Kanasín, Seyé, Baca y Muna.
Gran parte de estos bienes no figura directamente a su nombre, sino a través de supuestos prestanombres, una práctica que especialistas consultados describen como “común en esquemas diseñados para ocultar la verdadera magnitud del patrimonio”.
El portal Sol Yucatán documentó que en la Colonia México, una de las zonas residenciales más exclusivas de Mérida, existen dos residencias contiguas vinculadas al empresario, cada una valuada en más de 6.5 millones de pesos.
Lujos, compras estratégicas y patrones típicos de ocultamiento patrimonial
El portafolio inmobiliario vinculado a Millet Encalada combina residencias de alto perfil con propiedades de bajo costo adquiridas en zonas periféricas. Expertos en análisis patrimonial indican que esta mezcla sugiere operaciones de lavado de activos, especulación encubierta o intentos de dispersar bienes para evitar trazabilidad.
Entre las propiedades más destacadas figuran:
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Privada Manantiales de Cocoyoles: viviendas entre 4 y 5 millones de pesos.
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Condos Bora: departamentos valuados entre 3.8 y 4.5 millones.
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Terrenos en Santa María Chi y Plan de Ayala: lotes económicos utilizados para operaciones especulativas.
La distribución geográfica y el uso de terceros como propietarios formales configuran un patrón recurrente en redes de corrupción y simulación contable, según especialistas consultados.
Un sistema de riqueza paralelo
Aunque varias propiedades sí aparecen en el Registro Público de la Propiedad, las inconsistencias detectadas —como valores inflados, titulares sin vínculo económico y direcciones donde no existe construcción— apuntan a la posible existencia de un sistema de riqueza paralelo.
Fuentes expertas señalan que este tipo de entramados permiten a los operadores:
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simular solvencia financiera,
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acceder a créditos millonarios,
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encubrir el origen de flujos de dinero,
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evitar revisiones fiscales o auditorías de origen de recursos.
¿Cómo pudo crecer un esquema así sin ser detectado?
El explosivo crecimiento patrimonial de Millet Encalada y su cercanía con dependencias estatales plantean una interrogante que no puede ignorarse:
¿Cómo logró consolidarse un andamiaje inmobiliario de tal magnitud sin que el SAT, la UIF o autoridades estatales intervinieran?
En un estado donde miles de familias enfrentan dificultades para acceder a vivienda digna, la existencia de un patrimonio opaco valuado en cientos de millones de pesos —y presuntamente sostenido en irregularidades— enciende todas las alarmas.
Expertos coinciden: este caso merece una investigación profunda y transparente.


